En Be+ recogemos los apartes del más reciente informe que socializó la organización Médicos Sin Fronteras, en el que hacen una serie de advertencias con respecto al servicio de salud en las regiones que estuvieron marcadas por la espiral de violencia en Colombia.
Definitivamente la cobertura de atención en salud para los más vulnerables en Colombia sigue en deuda. El último informe de esta organización médico-humanitaria, pone en evidencia las flaquezas que deben ser atendidas por las autoridades en salud.
Desde Buenaventura y Tumaco, poblaciones colombianas muy afectadas por la violencia en Colombia, niños y mujeres padecen el olvido del gobierno. Pues según los expertos de la organización humanitaria, la violencia en los lugares afecta inexorablemente la salud física y mental de los pobladores.
Médicos de la organización que trabajan desde estas regiones, mencionan las dificultades que tienen los pobladores para acceder a servicios de salud eficaces y completos. Al igual señalan que esta problemática puede ser el reflejo de varias poblaciones en Colombia, en el sentido de las brechas de salud entre las áreas urbanas y rurales.
“A la sombra del proceso de paz”, es el informe que revela datos durante 2015 y 2016 sobre las consultas de los equipos médicos a 6,000 pacientes en Tumaco y Buenaventura.
Las consultas arrojaron datos fulminantes con respecto a cómo ha impactado la violencia en la salud de los pobladores. Médicos y psicólogos que recurrieron al llamado de ayuda en estas regiones, fueron testigos de los problemas de salud mental que provocan la violencia y la guerra en estas personas.
De las 6,000 personas atendidas, que estuvieron expuestas a años de guerra, el informe señala que la violencia provocó depresión en un 25% de los pobladores y ansiedad al 13%. Asimismo se determinó otro número inferior de personas que presentaban trastornos mentales (11%) y estrés postraumático (8%).
En palabras del coordinador de MSF, Juan Matías Gil, «Hay un déficit de servicios de salud mental a nivel primario, a pesar de las necesidades significativas de la población y la existencia de un marco legal de atención, asistencia y reparación integral para las víctimas de los conflictos armados internos”. La dicientes palabras del doctor Gil, debe ser un llamado para que las autoridades de la salud formulen políticas públicas concretas que cobijan el bienestar de estas comunidades.
Para ilustrar claramente la brecha de salud entre las áreas rurales y urbanas, una psicóloga de MSF retrata cómo se vive la situación en Buenaventura. “Si una persona necesita atención psiquiátrica debe ir a Cali, a dos horas y media por carretera.” A esta penosa situación hay que sumar la difícil capacidad económica de los pobladores para poder trasladarse hasta la ciudad de Cali, así un servicio de salud integro queda en veremos para la gran mayoría de habitantes.
Hay que formular soluciones reales para que el servicio de salud no lo limiten las fronteras, para que habitantes en zonas rurales puedan tener las mismas oportunidades de acceder a un servicio de salud de calidad. Hoy en Colombia y América Latina se abren paso nuevas tecnologías en salud a través de dispositivos y celulares, son sin duda una herramienta práctica para eliminar las brechas geográficas que impiden acceder a un tratamiento o un medicamento.
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