La IU afecta al 20%-30% de la población mundial
La incontinencia urinaria (IU), según la “International Continence Society” (ICS), es cualquier pérdida involuntaria de orina que supone un problema social o higiénico.. (1) Estas estadísticas nos indican que la IU es un padecimiento muy común que afecta a gran parte de la población mundial, por lo que no debe sentirse solo y abrumado si usted o algún ser querido está padeciendo de incontinencia urinaria.
¿Quiénes padecen incontinencia urinaria?
La IU afecta al 20%-30% de la población mundial, con una elevación al 30%-40% en las personas de mediana edad, y de hasta un 30%-50% de los adultos mayores.
La mayoría de las personas que padecen problemas de control urinario son mujeres, hombres con aumento del tamaño de la glándula prostática, y adultos mayores de ambos sexos. Sin embargo, personas que han sufrido algún tipo de trauma debido a un accidente, cirugía, o alguna enfermedad crónica, pueden tener problemas de incontinencia. ¿Cuál es mi caso? En algunas personas la incontinencia urinaria se trata de un pequeño goteo al estornudar, reír, toser o hacer algún esfuerzo.
En otros casos se puede padecer de una urgencia repentina de orinar, la cual obliga a ir apresuradamente al sanitario. Y otras personas se ven gravemente afectadas por no tener ningún control sobre el funcionamiento de su vejiga.
Los tipos más frecuentes de IU
- La incontinencia urinaria de esfuerzo (pérdida involuntaria de orina asociada a un esfuerzo físico que provoca un aumento de la presión abdominal), y
- La incontinencia urinaria de urgencia (pérdida involuntaria de orina acompañada o inmediatamente precedida de “urgencia” o deseo súbito e intenso de orinar, difícil de demorar y con miedo al escape).
¿Cómo afecta mi vida la IU?
Sabemos que la incontinencia urinaria no es un padecimiento que ponga en peligro la vida del paciente; pero sí deteriora significativamente la calidad de vida de quien la padece, ya que afecta su autoestima y reduce su autonomía.
Todos aquellos que padecen IU se enfrentan a problemas de higiene, gastos elevados por la compra de absorbentes, así como incomodidad íntima y social. Y es en este último aspecto que queremos poner especial énfasis con el objetivo de orientar y promover una mejor calidad de vida. La mayoría de los pacientes, sobre todo aquellos mayores de 50 años, asumen la incontinencia urinaria con una actitud de “resignación”, lo cual trae como consecuencia inmediata el deterioro de su calidad de vida. Dicho de otra manera, aceptan la IU y todo lo que ella implica, como un hecho que forma parte del envejecimiento y que no tiene remedio.
Bajo esta visión, el paciente poco a poco empieza a modificar sus hábitos y actividades diarias, siendo el estado de ánimo y las relaciones sociales los ámbitos más afectados. Como nos dice Marisol (una mujer de 62 años que sufre de incontinencia urinaria de esfuerzo y de urgencia): “Lo primero que afectó fue mi alegría, porque tenía miedo de reír en público y sufrir un derrame y lo que eso implicaba. Luego dejé de ir a los Centros Comerciales -algo que me encantaba- ya que los sanitarios están muy distantes unos de otros y siempre están abarrotados; no quería correr el riesgo de tener un “accidente” a medio camino. Poco a poco dejé de ir a reuniones por la vergüenza que me daba pedir a cada rato el sanitario”.
Así como Marisol, muchos pacientes experimentan vergüenza, pérdida de autoestima, depresión, aislamiento, discontinuidad de la actividad laboral, sexual y social; es decir, pueden llegar a sufrir más por la modificación de su estilo de vida que por la condición médica per sé.
¿Qué puedo hacer para mejorar mi calidad de vida?
Nuestra primera recomendación es reconocer que se tiene una condición médica. Conversar con algún familiar o un buen amigo(a) sobre el tema ayudará a aliviar el malestar y la carga emocional. Independientemente de las dos anteriores, usted debe consultar a su médico para emprender lo más pronto posible un tratamiento.
Muchos pacientes tienen una actitud pasiva ante el problema, lo cual solo agrava la condición.
Un estudio realizado por la “National Association for Continence” afirma que después de comenzar a sufrir problemas de control urinario, las mujeres esperan 6,5 años y los hombres 4,2 años antes de acudir a un médico. (2) ¡Por favor, no sea parte de estas estadísticas! El tratamiento de la incontinencia urinaria dependerá de su gravedad y de las causas que la originan; pero en resumen, las alternativas son: tratamiento farmacológico, cirugía, o una combinación de ambos. Lo más importante es que usted sepa que puede mejorar y hasta sanar su condición, siempre y cuando consulte a su médico y siga sus indicaciones. ¿Qué espera? ¡Una mejor vida es completamente posible!
NOTA: Este artículo está realizado con fines educativos y no pretende en ningún caso sustituir la opinión de un especialista.
FUENTES: (1) Guía clínica sobre la incontinencia urinaria. A. Schröder, P. Abrams (co‑presidente), K‑E. Andersson, W. Artibani, C.R. Chapple, M.J. Drake, C. Hampel, A. Neisius, A. Tubaro, J.W. Thüroff (presidente) © European Association of Urology 2010. (2) Denis, L. et al. Continence Promotion: Prevention, Education and Organisation. Abrams, et al (eds) Third International Consultation on Incontinence 2004: Monaco; vol 1, p43.
NOTA: Este artículo está realizado con fines educativos y no pretende en ningún caso sustituir la opinión de un especialista. Consulte a su médico.
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