Usualmente asociamos la incontinencia urinaria con la tercera edad, sin embargo, se trata de un padecimiento común entre hombres y mujeres jóvenes.
A partir de los 35 años las posibilidades de padecerla crecen considerablemente, especialmente entre las mujeres. Acompáñanos a descubrir las causas y tratamientos de este común y molesto malestar. Podemos padecer incontinencia de maneras diferentes, las cuales van desde el goteo de orina por periodos prolongados, hasta la incontrolable salida total del líquido urinario. En ambos casos, se trata de una falta de control de la vejiga y la uretra, más específicamente, sucede cuando la presión de la vejiga supera la de la uretra.
Los músculos de la uretra bien pueden encontrarse debilitados o activos.
Esto determina el tipo de incontinencia que el paciente sufre. La denominada incontinencia por esfuerzo ocurre cuando los músculos se encuentran débiles, ésto provoca que no cierren el flujo de orina a la uretra. Comúnmente el músculo cede cuando la persona ejerce algún tipo de contracción en el cuerpo, por ejemplo, reírse, toser, estornudar, hacer un ejercicio físico o incluso mantener relaciones sexuales. Por su parte, la incontinencia de urgencia sucede cuando los músculos están hiperactivados y por lo tanto persiste la sensación constante de querer orinar.
También se le conoce como incontinencia imperiosa. La incontinencia por rebosamiento ocurre cuando pese a orinar, la vejiga no termina completamente de vaciarse. Por último, la incontinencia mixta presenta una mezcla dos o tres de las anteriores.
¿Por qué sucede?
La causa más común es el envejecimiento asociado con demencia, así como algunos problemas o daños neurológicos, por lo que el paciente sencillamente olvida que tiene orinar o pierde el control sobre los músculos pélvicos.
El sobrepeso provoca también el debilitamiento del músculo pélvico, provocando con ello la incontinencia.
En el caso de las mujeres, quienes son las más propensas a sufrir este padecimiento, las causas más comunes son los cambios físicos derivados del embarazo, el parto y menopausia.
Por su parte, los periodos largos de tiempo en reposo, tales como una convalecencia, contribuyen al debilitamiento de los músculos utilizados al orinar.
Los efectos secundarios de algunos medicamentos, así como las infecciones urinarias son también detonantes de incontinencia para ambos sexos.
¿Cómo tratarla?
La manera más sencilla de combatir la incontinencia es mediante el consumo moderado de líquidos, de 1 a 2 litros al día, evitando beber café, sodas etc.
Un tratamiento un poco más eficaz consiste en hacer ejercicios especializados. En este sentido, los ejercicios pélvicos de Kegel o la terapiafísica biofeedback pueden ser de gran ayuda.
Por último se encuentran los tratamientos farmacológicos, como los Anticolinérgicos o la Tolterodina.
La prevención es sencilla.
Consiste en llevar una dieta balanceada baja en grasas que evite el sobrepeso.
Además se deben disminuir las comidas muy picantes y las bebidas gaseosas.
Se recomienda también un consumo alto de fibra que evite el estreñimiento, pues este último contribuye en gran medida a la distensión de los músculos de la pelvis.
La incontinencia urinaria es un padecimiento que es continuamente subestimado por muchas personas, pues tan sólo el 20% de los pacientes con incontinencia acuden al médico para ser tratados. En contraste a ello, la incontinencia es quizá uno de los problemas que más deteriora la calidad de vida del individuo, el cual puede padecerla sin distinción de edad y sexo.
NOTA: Este artículo está realizado con fines educativos y no pretende en ningún caso sustituir la opinión de un especialista. Consulte a su médico.
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