En el mundo moderno donde todo fluye a toda velocidad y esperamos resultados en tiempo real, no es de extrañar que la mayoría (si no todas las personas) no sólo deseen alcanzar el éxito profesional, sino incluso hacerlo rápido; siendo esto a su vez la consecución de un éxito en sí mismo. Por poner un ejemplo; no basta alcanzar la gerencia o coordinación a la que aspirábamos en la organización; sino también hacerlo más rápido que todos nuestros contemporáneos.

 

Estos paradigmas en lo que a realización profesional se refieren han agregado una carga de estrés extra a los ya agotados nervios de la fuerza laboral1; en especial sobre los individuos más jóvenes quienes “se sienten obligados” no sólo a triunfar sino a hacerlo rápido.

A fin de alcanzar tan demandante meta (y rápido), es frecuente asumir cargas extra de trabajo, no sólo en horas sino también en tareas,

El burnout comienza con la sobrecarga laboral

 

asumiendo incluso responsabilidades que van más allá de las que se espera para la persona; todo con el objetivo de resaltar y avanzar en la escalara de la realización profesional lo más rápido posible, pero todo ello con un alto costo: el riesgo de desarrollar “burnout”.

 

Pero… ¿Qué es exactamente el burnout?

 

Burnout es un anglicismo cuya traducción literal es “quemado” aunque la expresión que suele usarse con más frecuencia en español es la de “síndrome de desgaste profesional”. Dicho término hace referencia a la serie de sensaciones que experimenta la persona en relación al trabajo cuando este ya no es satisfactorio, siendo el origen de dichos síntomas la sobrecarga horaria, muchas responsabilidades asociadas al cargo y las grandes expectativas en cuanto a las retribuciones no sólo salariales sino también desde el punto de vista de crecimiento personal.

 

Por lo general el personal sanitario, docente, de las fuerzas de seguridad y en general todas aquellas actividades en las que el nivel de tolerancia al error es bajo tiene mayor riesgo de desarrollar el síndrome de desgaste ocupacional2 aunque esto no implica que otros profesionales no puedan desarrollarlo.

 

¿Cuáles son los síntomas del burnout?

 

Lo más difícil respecto al síndrome de desgaste profesional o burnout es diagnosticarlo, ya que en la mayoría de los casos la persona no nota que lo sufre debido a lo paulatino de la instalación de los síntomas; así pues por lo general quien suele darse cuenta es algún supervisor o colega cercano que nota uno o más de los síntomas cardinales del burnout, aunque en ocasiones no siempre lo conversan de inmediato con la persona afectada.

 

Entre los síntomas que se pueden detectar entre las personas que sufren del síndrome de burnout se encuentran3:

 

Síntomas Físicos:

Por lo general la persona siente molestias de diversa índole, que van desde dolores de cabeza frecuentes, pasando por malestar gastrointestinal hasta casos más grave donde se presentan los síntomas clásicos del síndrome de fatiga crónica e insomnio crónico.

 

Síntomas Conductuales:

Disminución del rendimiento laboral, falta de motivación para asumir nuevas tareas, aumento del ausentismo; desánimo para lograr los objetivos del cargo; alteraciones en la interacción con los compañeros de trabajo (tanto pares como superiores)

 

Síntomas Afectivos:

Incapacidad para disfrutar la actividad laboral; sensación de que “el trabajo se consume toda la vida” sin dejar espacio para otras actividades. Por lo general cuando se presentan estos síntomas la persona tiene problemas en el entorno laboral asociados a problemas en el trabajo.

 

Generalmente los síntomas son de inicio insidioso, aumentando su intensidad conforme pasa el tiempo, y sumándose entre sí. De no tratarse, la persona puede llegar a verse incapacitada para ejercer sus tareas laborales cotidianas4.

 

¿Se puede tratar el síndrome de desgaste ocupacional?

 

Si bien el síndrome de desgaste ocupacional se puede tratar mediante intervenciones a nivel individual (psicoterapia, cambio de puesto de trabajo, terapia conductual, etc.) y a nivel organizacional (modificación de las cargas de trabajo, incentivos monetarios, premios –como vacaciones pagas o becas para los hijos-) lo ideal es prevenir la instalación del problema ya que una vez que este aparece, aunque se trate, es muy fácil recaer.

En este sentido lo ideal es mantener a raya el burnout; y eso sólo podemos hacerlo interiorizando un estilo de vida que nos permita “trabajar para vivir” y no “vivir para trabajar”.

Así pues, es muy importante establecer metas profesionales con lapsos de tiempo razonablemente largos; aceptando que habrá dificultades que podrían hacer que este se prolongara, sin que esto signifique incapacidad de nuestra parte.

Trabajar para vivir, no vivir para trabajar

 

Así mismo debemos tener muy claro nuestra aspiración económica. ¿Cubro mis necesidades y la de mi familia con mi ingreso?, ¿De verdad necesito trabajar horas extra para mantener mi nivel de vida?, ¿El ingreso extra que percibo retribuye el sacrificio personal? … Al responder todas esas preguntas con sinceridad, en el interior de nosotros mismos podremos saber que tan grande es la carga de trabajo que podemos soportar con seguridad.

 

Finalmente hay que practicar regularmente técnicas de control de estrés como el yoga, ejercitarse regularmente y comer de manera balanceada; todo esto con la finalidad de tener una vida plena y saludable de la cual el trabajo forme parte; de lo contrario podríamos comenzar a llenar vacíos la actividad laboral poniéndonos en riesgo de terminar “adictos al trabajo” (workaholics) y eventualmente padeciendo el síndrome de desgaste profesional, con serias consecuencias negativas no sólo en nuestra realización profesional sino para nuestra vida en general.
Las cosas deben tomarse con calma, no hay apuros.

 

1 Buzzetti, Marcela (2005). «Validación del Maslach Burnout Inventory (MBI)». En dirigentes del Colegio de Profesores A.G. de Chile. Memoria para optar al título de Psicólogo, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile. p. 140.

2 Bosqued, Marisa (2008). Quemados, el síndrome del Burnout: qué es y cómo superarlo. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica, S. A. p. 208

3 Weber, A., & Jaekel-Reinhard, A. (2000). Burnout syndrome: a disease of modern societies?. Occupational medicine, 50(7), 512-517.

4 Ahola, K., Gould, R., Virtanen, M., Honkonen, T., Aromaa, A., & Lönnqvist, J. (2009). Occupational burnout as a predictor of disability pension: a population-based cohort study. Occupational and environmental medicine, 66(5), 284-290.

5 Elliott, T.; Shewchuk, R.; Hagglund, K.; Rybarczyk, B.; Harkins, S. (1996). «Occupational burnout, tolerance for stress, and coping among nurses in rehabilitation units». Rehabilitation Psychology. 41 (4): 267–284.

 

Wordpress Social Share Plugin powered by Ultimatelysocial