Aunque hace poco menos de una década se trataba de un tema tabú, en la actualidad cada día son más los casos de violencia obstétrica que se denuncian en Colombia, como puede ser el caso de “Carolina” quien a pesar de haber acudido a sus controles prenatales no fue informada de que su embarazo era de alto riesgo sino prácticamente hasta el momento del parto, y una vez que este inició recibió atención médica “precaria” por decir lo menos (1).

Casos como el de Carolina (nombre ficticio para proteger la privacidad de la paciente) se repiten a diario aunque pocos trascienden los límites de la sala de parto y los recintos hospitalarios, pero ¿por qué?

La verdad se debe al desconocimiento ya que en la mayoría de los casos las mujeres no concientizan que están siendo abusadas y por tanto no denuncian; de manera que el primer paso para poder acabar con esta mala práctica es la educación.

En este sentido, ¿qué es la violencia obstétrica?…

En su sentido más amplio se entiende por violencia obstétrica “cualquier acción que patologice los procesos reproductivos naturales y biológicos” (2), lo cual implica que cualquier intervención sobre el proceso de reproducción humana cuando no existen complicaciones evidentes puede considerarse como violencia obstétrica.

Sin embargo una definición tan amplia puede prestarse a malas interpretaciones ya que existe una línea muy tenue y difusa entre la atención racional del embarazo/parto y la violencia; incluso lo que podría considerarse violencia obstétrica en un caso, podría no serlo en otro debido a las condiciones de la gestación.

Así pues resulta imperante hacer del conocimiento de la población, en especial de las mujeres, cuales son los límites que debería tener la atención médica en los casos de partos naturales a fin de permitirles identificar claramente cuando son víctimas de violencia obstétrica y cuando no.

En este sentido cabe destacar que la violencia obstétrica va más allá del mero hecho físico, al punto que el maltrato psicológico puede ser tanto o más grave que el daño físico en sí tal como lo atestiguan infinidad de mujeres no sólo en Colombia (3) sino en todo el mundo (4).

Así las cosas hay que recalcar que cualquier comentario despectivo, satírico, irrespetuoso o que en general atente contra el pudor de la mujer en estado de gestación puede y debe ser considerado violencia obstétrica. Lo mismo ocurre con las solicitudes por parte del personal sanitario, el cual en muchos casos lejos de crear empatía con la paciente y ayudarle en el trance del parto, le solicitan que “colabore”, cumpliendo con

Así no se debe esperar la llegada al mundo

instrucciones que en muchas ocasiones están más allá de su capacidad dada su condición (dolor, miedo, incertidumbre).

Por otra parte, a medio camino entre el maltrato psicológico y la violencia física, está la falta de información. Bien sea por falta de tiempo, sobrecarga de trabajo o simplemente por no considerarlo importante, muchos médicos omiten dar toda la información sobre las distintas opciones disponibles para el parto a sus pacientes, de manera que llegado el momento ellas no tienen capacidad de aceptar o declinar algún procedimiento dado que desconocen si existe alguna alternativa, y ya para ese momento no hay oportunidad de explicarles. En el sentido estricto de la definición de violencia obstétrica eso es un acto de agresión, que debe ser evitado en pro del bienestar tanto de la madre como del bebé.

Finalmente está el hecho de la violencia física en sí; no en el sentido de golpes o empujones pero si en la forma de irrespeto al pudor, como el hecho de hacer que la mujer se desnude sin privacidad o hacerla caminar por la sala de espera durante el trabajo de parto tan sólo con una bata de papel.

¡Y qué decir de los tactos vaginales horarios! Cada vez por una persona diferente. Este nivel de invasión al cuerpo sin necesidad (en un parto normal no es indispensable un tacto tan frecuente, incluso puede llegar a ser contraproducente por el riesgo de infección) representa la forma más sutil de violencia obstétrica a nivel físico, la cual puede escalar (y de hecho lo hace) a situaciones más delicadas conforme avanza el trabajo de parto.

Una vez inicia el trabajo de parto existen infinidad de formas en las que se puede ejercer la violencia obstétrica, y lo peor del caso es que incluso los médicos no están conscientes de ello; después de todo fueron entrenados para hacer eso de manera que al seguir los protocolos no pueden estar haciendo algo mal; el problema es que dichos protocolos tienen años de haber sido escritos y no se han actualizado con base en los conocimientos modernos sobre la gestación y el parto.

De manera que la episiotomía de rutina, la inducción rutinaria del parto (con el objetivo de acortar el tiempo de trabajo de parto); el abuso de las cesáreas, el uso de fórceps profilácticos y un sinfín de intervenciones obstétricas pueden convertirse en agresión si no se le da la oportunidad a la paciente de aceptar o rechazar el procedimiento.

En este sentido lo ideal sería proveer a la mujer embarazada durante el cuidado prenatal con toda la

Ellas tienen derecho a decir NO

información disponible durante y apegarse tanto como sea posible a los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud que indican:

“1. La comunidad debe estar informada acerca de los procedimientos alrededor del parto, a fin de que las mujeres embarazadas decidan.

2. Se debe fomentar la capacitación de matronas y obstetras profesionales, quienes se encargarán de la atención en embarazos y partos normales.

3. Los hospitales deben dar a conocer la información sobre los partos, incluido el porcentaje de cesáreas que practican.

4. No existe justificación en ninguna región para que se exceda del 10 al 15% en partos por cesárea.

5. No hay pruebas de que se requiera una cesárea después de una cesárea anterior transversa en el segmento inferior. Deben favorecerse los partos naturales después de las cesáreas en cualquier lugar que cuente con servicio quirúrgico de urgencia.

6. No hay pruebas de que la vigilancia electrónica del feto durante el parto tenga efectos positivos en el resultado del embarazo.

7. No están indicados el afeitado de la región púbica ni la administración de enemas

8. Las embarazadas NO deben ser colocadas en posición de litotomía (acostadas boca arriba) durante el trabajo de parto ni en el parto. Deben ser libres de caminar durante el trabajo de parto y de elegir la posición que desea durante el parto.

9. No se justifica la episiotomía (incisión realizada para ampliar la abertura vaginal) como procedimiento rutinario.

10. No deben inducirse los partos por conveniencia. La inducción del parto debe limitarse a determinadas indicaciones médicas. Ninguna región geográfica debería tener un porcentaje de partos inducidos mayor al 10%

11. Debe evitarse la administración rutinaria de analgésicos o anestésicos que no se requieran específicamente para corregir o evitar complicaciones en el parto.

12. No se justifica la ruptura temprana artificial de las membranas por rutina.

13. El recién nacido sano debe permanecer con la madre cuando así lo permite el estado de salud de ambos. Ningún procedimiento de observación del bebé justifica la separación de su madre.

14. Debe fomentarse el amamantamiento, incluso antes de que la madre salga de la sala de parto.

15. Deben identificarse las unidades de atención obstétrica que no aceptan ciegamente toda tecnología y que respetan los aspectos emocionales, psicológicos y sociales del nacimiento. Además deben fomentarse las unidades de ese tipo y sus procedimientos deben estudiarse, a fin de que influyan en las opiniones obstétricas del país

16. Los gobiernos deben considerar adoptar nuevas normas que impliquen nuevas tecnologías sólo después de una adecuada evaluación.”5

Lo ideal es apuntar hacia un parto más humanizado, donde la mujer puede tener una vida normal durante la gestación ya que el embarazo no es una enfermedad, eso implica poder trabajar, tener vida social e incluso ejercitarse durante el embarazo sin menoscabo de su salud y sin riesgos ni para ella ni para el bebé.

El camino es arduo mas no intransitable; ya algunos países han comenzado a legislar en esta materia aunque al final del día no se trata tanto de leyes sino de conciencia. En la medida que la población general y la comunidad médica estén abiertos a un manejo más humano del embarazo y el parto, cada vez veremos menos casos de violencia obstétrica.

Queda mucho camino por recorrer… pero ya se están dando los primeros pasos.

1 https://www.elespectador.com/noticias/judicial/violencia-ginecologica-articulo-439930

2 https://es.wikipedia.org/wiki/Violencia_obst%C3%A9trica

3 https://cromos.elespectador.com/estilo-de-vida/la-violencia-invisible-que-hay-detras-del-parto-24960

4 http://revistavacio.com/genero/violenciaobstetrica/

5 http://www.actitudfem.com/hogar/mamas/consejos/las-recomendaciones-de-la-oms-para-un-parto-humanizado

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