Gran parte de la población mundial supera el peso que debería tener. En sus manos está el control para tener una alimentación saludable y equilibrada.

El bienestar de cada persona está ligada a la forma como nos alimentamos, lo que decidimos ingerir y lo que dejamos de comer, por tanto no tener un hábito alimenticio sano perjudica negativamente la salud tanto a niños como adultos. Precisamente una investigación estadounidense revela que más de 2000 millones de personas a escala mundial padecen quebrantos de salud relacionadas con la obesidad.

Pero más sorprendente es lo que señala este informe, pues destaca que las muertes por mala alimentación no implican una condición total de obesidad. La creciente preocupación de organizaciones que velan por una salud pública da cuenta del incremento de casos letales a causa de este problema, convirtiéndolo hasta el día de hoy en una pandemia silenciosa que compromete la vida de las personas.

La indiferencia frente al incremento de peso nos expone de forma inexorable a enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer entre otras dolencias que nos dejan a un paso de comprometer seriamente nuestras vidas. Más alarmante resulta ser esto al mencionarse en el informe que gran parte de los afectados por es problemas de salud mundial son niños.

En el imaginario colectivo se piensa que ser obeso es el único factor que determina el riesgo de morir, sin embargo, el informe nos abre los ojos al señalar que el 40% del total de muertes atribuidas al sobrepeso no necesariamente responden a un índice de masa corporal que diagnostique obesidad. Esto nos indica que la apariencia se escapa a la lógica que tenemos de esta enfermedad.

Debemos hacer un pare y ser consientes al momento de elegir cómo alimentarnos ya que según el informe existen otro tipo de enfermedades que no parecían tener relación con la obesidad, la lista de dolencias aumenta pues canceres de esófago, de colón, recto, páncreas, hígado entre otras como leucemia ponen de manifiesto el alcance que tiene perder los estribos en nuestro estilo de alimentación.  

¿Cómo frenar este mal?

Hay que poner en marcha un plan para que esta enfermedad no se convierta en un problema y que las noches se conviertan en largas y agobiantes. No es necesario inventos de alimentos extraños o dietas extravagantes, así que tome nota de las siguientes recomendaciones.

Manténgase activo: no es necesario establecer rutinas rígidas de ejercicio, lo que si debemos es convertir situaciones cotidianas en verdaderas acciones que contribuirán a una condición saludable como subir escaleras en vez de tomar ascensor o hacer recorridos en bicicleta.  

Coma sanamente: organizaciones como la FDA sugieren que cada persona consuma un promedio de 2000 calorías diarias, distribuidas en alimentos como frutas, verduras, cereales, carnes y lácteos.  

Beba agua: la composición química del agua permite limpiar y desintoxicar las impurezas en nuestro sistema.

Hagase un chequeo médico periódico: Es recomendable pedir cita médica anual, pues es el médico quien nos alertará de alguna anomalía para así emprender acciones que mitiguen una dolencia de estas.

Resista la tentación de la comida chatarra: para nadie es fácil dejar de llevarnos un bocado de pizza o hamburguesa, pero esto tan atractivo menoscaba todos los esfuerzos que hagamos para mantenernos saludables.  

Vivir saludablemente marca la diferencia en un mundo de tentaciones y de publicidad que nos abarrota de alimentos dañinos a todo momento. Debemos ser implacables con nuestra salud para que aseguremos un buen vivir y evitar problemas concernientes a la obesidad.

 

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